viernes, 22 de agosto de 2008





San Petersburgo 1904
La cálida atmosfera del vagón ha desaparecido, el frío asola las inmediaciones de toda la ciudad, hay algarabía por todos lados, hombres uniformados corren de un lado a otro. La guerra esta por llegar, ¡lo sé!. El hombre que me acompaña está levemente nervioso y me lleva por estrechas calles, las cuales nos conducen a los suburbios; allí nos espera un hombre de cabello negro y bigotes, usa anteojos y camina con prisa. le hacen llamar León. Los días pasan y nos hemos enterado que el Zar Nicolás II, descendiente de la familia Romanoff ha declarado la guerra al imperio del sol naciente..¿sus intenciones?- Apoderarse de Corea y así obtener más poder marítimo. (No puedo culparle, pues el hombre siempre ha sentido deseos de tener más y más, sólo que no imagina el costo que eso contrae). He seguido el caso a través de la prensa; las naves Rusas se enfrentan colosalmente a la nueva tecnología japonesa en el puerto de Arturo, las tropas de infantería se citan educadamente en las colinas de Manchuria .Así está el contexto político de la Rusia imperial..y yo aún perdido entre mis vagos sueños..sentado en la ciudad fundada por Pedro I “El Grande”; aquella que le fue arrebatada a los suecos comandados por el adolescente rey Carlos XII..en aquellos años de 1702... estoy en esa misma ciudad, pensando en ti..extrañando lo que aún no conocía, pero que poco a poco descubría en el transito del tiempo.

Las cosas no andaban bien..los meses darían sentencia a las pretensiones del gran Zar (César). Sus tropas fueron derrotadas y los japoneses obtuvieron el trofeo, las noticias vuelan y nos hemos enterado de que un acorazado de guerra a propuesto el primer grito revolucionario en contra de la monarquía del Kremlin. Lleva el nombre de príncipe Potemkim de Táurida; estos valerosos hombres sufren las penurias de las mezquinas políticas gubernamentales de la familia real. Así recibimos la señal de que pronto tendríamos que actuar.

Mi amigo decidió marcharse de nuevo mientras yo hacía trabajos de inteligencia. Me presente ante la guardia del ejercito blanco, pero por mi falta de linaje, fui rechazado; por tal motivo viaje al sur y me encontré con la raza de los cosacos, quienes eran reconocidos por su destreza militar y sus ansias de libertad. Me probaron, en fuerte entrenamiento: cabalgatas con arco en la cintura y después ingestas de licor..así gane su confianza y fui aceptado. Tiempo después mi unidad de caballería se asigno para escoltar las inmediaciones del palacio real..era la oportunidad de estar informado de todo. Mis compañeros conversaban de libertad y de cómo sus ancestros habían sido dominados por los ejércitos de los despiadados Zares, sabia que sólo esperaban la señal de la revolución, ellos querían desestabilizar las fuerzas del invasor y así ayudar a estabilizar las nuevas ideas del hombre que creía en el débil, en el olvidado.
El grito de guerra estaba contenido, aguardando la señal de la trompeta de fuego, sonido que nos haría encontrarnos en el campo de batalla, lugar que ya conocía desde hace mucho...mi comunicación era difícil, León estaba en San Petersburgo y yo perdido en Moscú. las cosas no iban bien, pero los barrios obreros preparaban un golpe...e guerrero cosaco conocía su deber. Pero yo, sigo preguntándome ¿cuánto tiempo debo seguir aquí? ¿cuándo demonios vendrás a rescatarme? – Sácame de aquí..ven y entrega todo eso que escondes, la guerra me entretiene, pero algo me falta.











La primera división de metralleros se presento en la caballerizas, ellos querían derrotar con sus nuevas armas a la familia Romanoff, pidieron ayuda a los cosacos, quienes aceptamos con el mayor de los gustos, a las 3 de la madrugada sería el asalto, mi amigo no regresaba del centro de Europa, me preocupaba que su liderazgo no me acompañara en esta misión, era tan necesario como tú, como esa sonrisa que imagino igual que el canto de mil ángeles cristianos, pero se que debo luchar con lo que tengo en la manos. Hace mucho tiempo tuve un espada hecha con el fuego de los dioses, después el arco y el arcabuz, ahora contaba con el valor de tu hermoso rostro y con la espada de un viejo cosaco, que al morir cedió al nuevo integrante de su comuna.


Las cosas no han salido bien, mi amigo no ha venido a presentarse, León ha permanecido en el exilio, los cosacos fuimos derrotados en la colinas de Odessa y los metralleros hechos prisioneros por la guardia real. Nos conducen a la prisión, ¡Hemos sido derrotados!, pero algo me dice que las cosas podrán cambiar. Mi amigo Vladimir (El guerreo más fuerte de las sabanas de Ucrania) me ha preguntado el por qué de mi presencia aquí...sólo pude responder que hacía esto por un sueño, por una utopía que me daba vida...por la ilusión de tus labios...por la verdad que esconde tu corazón...pero debía luchar para que los cielos bajarán tu ser sobre este cansado cuerpo....!Amigo Lenin! ¿cuándo vendrás a salvar a tu pueblo? ¿Cuándo regresarás para que mi sueño se convierta en materia?

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