sábado, 23 de agosto de 2008

La Victoria 10 de febrero de 1814. La estadía en este país ha penetrado todos mis sentidos, desde hace mucho no había conocido tal crueldad. Los hombres que luchan aquí , lo hacen por varios motivos, unos dicen que los mueve el deseo de la libertad, otros lo hacen para crear una república independiente del yugo extranjero, pero sus fundamentos son simplemente obtener más poder. Estos comentarios los escucho en las noches de suave brisa, donde los generales de vistosos uniformes y equinos de gran porte toman vino y discuten de la topografía del terreno y del número de soldados, caballos y piezas de artillería. Pero existe otra realidad, una en donde el más afamado es sólo un sargento o un cabo de armas, es allí donde vivo, en ese lugar donde el negro, el indio, y el campesino rumean con otras lenguas las ideas de libertad.

Llegamos a la ciudad de la Victoria hace menos de una semana. Comparto trinchera con un negro de nombre Juan, apodado el valiente; su contextura es muy gruesa, pero de voz muy sutil, esconde la calva bajo un sombrero de paja, en su cintura lleva un machete; con el que he visto cortar más de una mano y arrancar con un poco de dificultad la cabeza de algún enemigo. Monta bestia como ninguno, no como el jinete llanero volando en su Pegaso de guerra, ni como el general que muestra sus horas de equitación sobre un corcel de gran porte; usa la bestia como animal bélico, es su mayor arma, lo he visto derribar hombres para después pisarles la cabeza, le gusta buscar la marca de sus herraduras en los cuerpos sin vida...(Es un poco fuerte la escena, pero que podía esperar en un tiempo tan violento como este)..Juan comanda un pelotón de negros, en total son 14, ellos lo ven como un padre, él los ha criado en el campo de batalla, les ha enseñado como sobrevivir y las mejores forma de matar a un enemigo...es un taita, que cría a sus hijos, arrullándolos en melodías marciales y cuidándolos de los avatares de la guerra...en las noches lo escucho murmurando en algún tipo de dialecto, proveniente de su África natal.

Esta madrugada fue interrumpida por la llegada de algunos jóvenes caraqueños, la mayoría son estudiantes y seminaristas, han venido aquí huyendo de la capital, pero desconocen los peligros que asechan esta localidad...Un Asturiano de nombre José Tomás Boves acosa este lugar desde el otro lado de las lomas..dicen que tiene un pueblo sólo para él..en donde la ley tiene el filo de una espada y la sangre de los traidores se bebe en alforjas de cuero de chivo...aquí le tienen miedo..en las noches los oficiales se reúne en el campamento cerca de la iglesia, allí hablan de este caudillo, dicen que ha vendido el alma al diablo...y por tal motivo es inmortal...otros un poco menos embriagados por el imaginario de la guerra, afirman que fue convencido por los emisarios de la Corona, quienes le prometieron tierras, riqueza y poder.

A eso de las 3 de la tarde se nos ha ordenado hacer formación en la plaza de armas, debemos presentarnos al caudillo local...es de apellido Ribas y esta ligado en pacto familiar con el que llaman Libertador...mejor dicho, es su tío político...los hombres de por aquí lo respetan mucho, dicen que su espada tiene una especie de poder sobrenatural, y el enemigo que la ve queda ciego...yo no creo eso, pero al verle a los ojos supe que esta muy convencido de si mismo y de la empresa que lidera..las noticias vuelan, un llanero que sirve como explorador comenta que el tal Boves se acerca y que viene acompañado de una llamarada de jinetes...hemos sacado la cuenta, aquí hay 100 negros, que sirven como pelotones de apoyo, alrededor de 30 campesinos pardos, quienes manejan muy bien el arte del machete y al menos 100 jóvenes estudiantes, los cuales no tienen ninguna experiencia en armas, pero llevan la energía quijotesca, esa que hace que la adrenalina haga su mejor trabajo.

Los negros están preocupados, saben que él enemigo tiene la única misión de exterminarlos...poco a poco llegan los Ribas Dávila, son la familia encargada de comandar la defensa del campo de armas, son los allegados blancos del General en jefe, la mayoría de ellos graduados en las antiguas academias militares de la corona española...si logramos la victoria, ellos serán los reseñados por la historia, nadie más será plasmado para los hombres del futuro, de eso estamos muy seguros...aquí el guerrero a pie, el que no lleva uniforme, el negro, el campesino, no tendrá su momento de gloria, ellos viven el momento..morir o vencer...en cambio los grandes caudillos escriben la historia para las futuras generaciones...ellos son los Aquiles de esta guerra, están aquí para obtener fama y gloria, los otros sólo esperan el momento de ver al enemigo a los ojos y decirles en vocablo de muerte lo que sentimos...Los jóvenes estudiantes toman posiciones, están detrás de algunas trincheras improvisadas...los negros andan a pie con el arcabuz en la mano, el valiente monta un cuarto de milla negro, que robó hace algunas semanas en un enfrentamiento cerca de san Sebastián de los Reyes ...los campesinos pardos, esperan montados en los arboles de la plaza...

12 de Febrero

Los jinetes apocalípticos de Boves se acercan, gritan coplas de guerra, mientras los cascos de sus caballos avisan poco a poco su marcha. Empuño mi estoque; aquel que tome prestado del taller de mi amigo Lovera, desde que está conmigo e borrado la virginidad de su hoja , la sangre de mis enemigos ha formado su personalidad, luchare solo con él, pues en el reparto de armas no me ha tocado ningún metal que escupa fuego. Se que debo luchar cuerpo a cuerpo, le he dicho al negro Juan que por favor derribe algunos jinetes para mi...y he sobornado a los campesino para que en sus disparos de francotirador, dejen algunos vivos para acabarlos con el filo de mi arma...el momento ha llegado, ¡están aquí!

La Victoria ha sido nuestra, debo reconocer que el General Ribas se ha comportado a la altura, cuando los jinetes trataron de entrar, se les prendió sendas paredes de fuego, al parar el trote han sido embestidos por el pelotón de negros, Juan derribo 4 para mi, los cuales cercene con la ayuda de mi estoque...los campesinos han hecho un trabajo excelente, mas de 15 hombres recibieron los plomos caliente de la libertad en sus miembros inferiores, dándome la brecha perfecta para acabarlos...al final de la tarde hemos contado las bajas, el valiente fue derribado de su corcel y aplastado por otro caballo, el cual mato él mismo; enterrando su machete en el hocico de la bestia...al recoger su cuerpo hemos decidido enterrarlo cerca de la casa grande de Bolívar...como a unos 10 kilómetros, allí vivió siendo un esclavo y allí debería ser enterrado como guerrero de la libertad... Mientras camino por los valles de Aragua...me doy la tarea de hacer un sepelio digno...he pedido 6 caballos y una carreta, allí llevamos el cuerpo sin vida de quien luchó involuntariamente por el futuro de la república, concepto utilizado por los blancos, quienes han estudiado a los antiguos pensadores helénicos y creen conocer la verdad...pero aquí vamos los negros, los pardos...cantando y bebiendo por el descanso de un guerrero...estoy seguro que Caronte no llevará su cuerpo al inframundo para que cene con el omnipotente Hades, pero se que el Dios Chango le recompensará y pondrá en su frente el rayo de los guerreros y esta misma noche, Oyá la guerrera le permitirá entrar en la tierra de los muertos...

Después del improvisado velorio, me acurruque en la sombras de un Samán...estoy sucio por la pólvora que no sale de mi cuerpo, aún llevo la sangre de mis enemigos y en mi mente están lo gritos de guerra que aún se escuchan como ecos fantasmales en la sabana...pero necesito recordarte, escapar poco a poco de esta realidad, viajar como susurro de la noche hasta donde estas...se que puedes sentirme, se que te ha hecho falta saber en donde estoy ...sigo aquí, perdido...luchando contra los demonios...venciendo poco a poco al enemigo que tratan de separarnos, pero no habrá batalla que no logré...mi estandarte es tu cuerpo, mi escudo de armas es tu recuerdo...tu nombre está en la empuñadura de mi espada...tu voz se deja escuchar en los aplastantes chasquidos de las piezas de artillería y en los cantares de los hombres que alegran las noches con sonetos de Victoria. Hoy bajaré de mi carruaje de bestias doradas y me dejaré envolver por la sexualidad de tu cuerpo nacido de los genitales del Dios Cronos...hoy descansaré sobre las líneas desnudas de tu piel y tú aplacaras el fuego interno que quema mis entrañas...

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