sábado, 23 de agosto de 2008

La Victoria 10 de febrero de 1814. La estadía en este país ha penetrado todos mis sentidos, desde hace mucho no había conocido tal crueldad. Los hombres que luchan aquí , lo hacen por varios motivos, unos dicen que los mueve el deseo de la libertad, otros lo hacen para crear una república independiente del yugo extranjero, pero sus fundamentos son simplemente obtener más poder. Estos comentarios los escucho en las noches de suave brisa, donde los generales de vistosos uniformes y equinos de gran porte toman vino y discuten de la topografía del terreno y del número de soldados, caballos y piezas de artillería. Pero existe otra realidad, una en donde el más afamado es sólo un sargento o un cabo de armas, es allí donde vivo, en ese lugar donde el negro, el indio, y el campesino rumean con otras lenguas las ideas de libertad.

Llegamos a la ciudad de la Victoria hace menos de una semana. Comparto trinchera con un negro de nombre Juan, apodado el valiente; su contextura es muy gruesa, pero de voz muy sutil, esconde la calva bajo un sombrero de paja, en su cintura lleva un machete; con el que he visto cortar más de una mano y arrancar con un poco de dificultad la cabeza de algún enemigo. Monta bestia como ninguno, no como el jinete llanero volando en su Pegaso de guerra, ni como el general que muestra sus horas de equitación sobre un corcel de gran porte; usa la bestia como animal bélico, es su mayor arma, lo he visto derribar hombres para después pisarles la cabeza, le gusta buscar la marca de sus herraduras en los cuerpos sin vida...(Es un poco fuerte la escena, pero que podía esperar en un tiempo tan violento como este)..Juan comanda un pelotón de negros, en total son 14, ellos lo ven como un padre, él los ha criado en el campo de batalla, les ha enseñado como sobrevivir y las mejores forma de matar a un enemigo...es un taita, que cría a sus hijos, arrullándolos en melodías marciales y cuidándolos de los avatares de la guerra...en las noches lo escucho murmurando en algún tipo de dialecto, proveniente de su África natal.

Esta madrugada fue interrumpida por la llegada de algunos jóvenes caraqueños, la mayoría son estudiantes y seminaristas, han venido aquí huyendo de la capital, pero desconocen los peligros que asechan esta localidad...Un Asturiano de nombre José Tomás Boves acosa este lugar desde el otro lado de las lomas..dicen que tiene un pueblo sólo para él..en donde la ley tiene el filo de una espada y la sangre de los traidores se bebe en alforjas de cuero de chivo...aquí le tienen miedo..en las noches los oficiales se reúne en el campamento cerca de la iglesia, allí hablan de este caudillo, dicen que ha vendido el alma al diablo...y por tal motivo es inmortal...otros un poco menos embriagados por el imaginario de la guerra, afirman que fue convencido por los emisarios de la Corona, quienes le prometieron tierras, riqueza y poder.

A eso de las 3 de la tarde se nos ha ordenado hacer formación en la plaza de armas, debemos presentarnos al caudillo local...es de apellido Ribas y esta ligado en pacto familiar con el que llaman Libertador...mejor dicho, es su tío político...los hombres de por aquí lo respetan mucho, dicen que su espada tiene una especie de poder sobrenatural, y el enemigo que la ve queda ciego...yo no creo eso, pero al verle a los ojos supe que esta muy convencido de si mismo y de la empresa que lidera..las noticias vuelan, un llanero que sirve como explorador comenta que el tal Boves se acerca y que viene acompañado de una llamarada de jinetes...hemos sacado la cuenta, aquí hay 100 negros, que sirven como pelotones de apoyo, alrededor de 30 campesinos pardos, quienes manejan muy bien el arte del machete y al menos 100 jóvenes estudiantes, los cuales no tienen ninguna experiencia en armas, pero llevan la energía quijotesca, esa que hace que la adrenalina haga su mejor trabajo.

Los negros están preocupados, saben que él enemigo tiene la única misión de exterminarlos...poco a poco llegan los Ribas Dávila, son la familia encargada de comandar la defensa del campo de armas, son los allegados blancos del General en jefe, la mayoría de ellos graduados en las antiguas academias militares de la corona española...si logramos la victoria, ellos serán los reseñados por la historia, nadie más será plasmado para los hombres del futuro, de eso estamos muy seguros...aquí el guerrero a pie, el que no lleva uniforme, el negro, el campesino, no tendrá su momento de gloria, ellos viven el momento..morir o vencer...en cambio los grandes caudillos escriben la historia para las futuras generaciones...ellos son los Aquiles de esta guerra, están aquí para obtener fama y gloria, los otros sólo esperan el momento de ver al enemigo a los ojos y decirles en vocablo de muerte lo que sentimos...Los jóvenes estudiantes toman posiciones, están detrás de algunas trincheras improvisadas...los negros andan a pie con el arcabuz en la mano, el valiente monta un cuarto de milla negro, que robó hace algunas semanas en un enfrentamiento cerca de san Sebastián de los Reyes ...los campesinos pardos, esperan montados en los arboles de la plaza...

12 de Febrero

Los jinetes apocalípticos de Boves se acercan, gritan coplas de guerra, mientras los cascos de sus caballos avisan poco a poco su marcha. Empuño mi estoque; aquel que tome prestado del taller de mi amigo Lovera, desde que está conmigo e borrado la virginidad de su hoja , la sangre de mis enemigos ha formado su personalidad, luchare solo con él, pues en el reparto de armas no me ha tocado ningún metal que escupa fuego. Se que debo luchar cuerpo a cuerpo, le he dicho al negro Juan que por favor derribe algunos jinetes para mi...y he sobornado a los campesino para que en sus disparos de francotirador, dejen algunos vivos para acabarlos con el filo de mi arma...el momento ha llegado, ¡están aquí!

La Victoria ha sido nuestra, debo reconocer que el General Ribas se ha comportado a la altura, cuando los jinetes trataron de entrar, se les prendió sendas paredes de fuego, al parar el trote han sido embestidos por el pelotón de negros, Juan derribo 4 para mi, los cuales cercene con la ayuda de mi estoque...los campesinos han hecho un trabajo excelente, mas de 15 hombres recibieron los plomos caliente de la libertad en sus miembros inferiores, dándome la brecha perfecta para acabarlos...al final de la tarde hemos contado las bajas, el valiente fue derribado de su corcel y aplastado por otro caballo, el cual mato él mismo; enterrando su machete en el hocico de la bestia...al recoger su cuerpo hemos decidido enterrarlo cerca de la casa grande de Bolívar...como a unos 10 kilómetros, allí vivió siendo un esclavo y allí debería ser enterrado como guerrero de la libertad... Mientras camino por los valles de Aragua...me doy la tarea de hacer un sepelio digno...he pedido 6 caballos y una carreta, allí llevamos el cuerpo sin vida de quien luchó involuntariamente por el futuro de la república, concepto utilizado por los blancos, quienes han estudiado a los antiguos pensadores helénicos y creen conocer la verdad...pero aquí vamos los negros, los pardos...cantando y bebiendo por el descanso de un guerrero...estoy seguro que Caronte no llevará su cuerpo al inframundo para que cene con el omnipotente Hades, pero se que el Dios Chango le recompensará y pondrá en su frente el rayo de los guerreros y esta misma noche, Oyá la guerrera le permitirá entrar en la tierra de los muertos...

Después del improvisado velorio, me acurruque en la sombras de un Samán...estoy sucio por la pólvora que no sale de mi cuerpo, aún llevo la sangre de mis enemigos y en mi mente están lo gritos de guerra que aún se escuchan como ecos fantasmales en la sabana...pero necesito recordarte, escapar poco a poco de esta realidad, viajar como susurro de la noche hasta donde estas...se que puedes sentirme, se que te ha hecho falta saber en donde estoy ...sigo aquí, perdido...luchando contra los demonios...venciendo poco a poco al enemigo que tratan de separarnos, pero no habrá batalla que no logré...mi estandarte es tu cuerpo, mi escudo de armas es tu recuerdo...tu nombre está en la empuñadura de mi espada...tu voz se deja escuchar en los aplastantes chasquidos de las piezas de artillería y en los cantares de los hombres que alegran las noches con sonetos de Victoria. Hoy bajaré de mi carruaje de bestias doradas y me dejaré envolver por la sexualidad de tu cuerpo nacido de los genitales del Dios Cronos...hoy descansaré sobre las líneas desnudas de tu piel y tú aplacaras el fuego interno que quema mis entrañas...

viernes, 22 de agosto de 2008

Caminando por las Américas(Primera Parte)

Caracas 4 de julio 1811
He llagado a la ciudad principal de la capitanía general de Venezuela. No ha sido fácil estar aquí, pues mi color de piel no es buen vista, pertenezco a la clasificación de Pardos (Según las normas sociales de esta racista sociedad), hombres de tostada epidermis; los cuales son la base económica de esta sociedad colonial. Pude trabajar como guardia de 3era clase en el pelotón de los valles de Aragua, destacado en Caracas, pero un oficial de la corona ha desempolvado un antiguo decreto fechado en 1666, en donde se prohíbe la participación militar de pardos y morenos. He caminado sin rumbo, la desigualdad de este lugar asombraría a los que algunos años atrás hablaron de igualdad en plena ilustración Franca...Pero se que algo pasará muy pronto, por algo estoy aquí...sigo buscándote..continuo tratando de obtenerte.


Mientras caminaba por las inmediaciones de la Plaza Mayor, pude observar lo magnifico de la planificación urbana; totalmente diferente a las localidades europeas, las cuales habían heredado lo contraído de sus ancestros medievales, aquí todo era libre, amplio, despejado, lastima que la estrechez asumida aquí, nacía del alma, de los prejuicios, del racismo y de la religión. Paré en un puesto de legumbres, mi cuerpo pedía un poco de alimento, mientras observaba la gran variedad de frutas y frutas, pude escuchar: “Ando en busca de un joven oficial de pintura, ¿Quién está interesado?”...di la media vuelta y me acerque, extendí una reverencia y le hice saber mis ganas de ocupar tal puesto. Aquel hombre me observó detenidamente y me pidió que camináramos para conversar, la caminata se hizo muy corta; habíamos llegado a la puerta de su taller ubicado en la zona de los artistas y artesanos de la ciudad, de nombre “Altagracia”, me invito a pasar y con gran cortesía me hizo tomar asiento, a mi alrededor estaban una vasta serie de utensilios, los cuales servían para el oficio de pintor; algunos jóvenes entre 10 y 20 años trabajaban en labores de limpieza y un perro estaba totalmente dormido debajo de un caballete de enormes dimensiones. El maestro se retiro para buscar algo, me levante y me acerque al lienzo que descansaba muy cómodamente sobre el caballete, era una obra muy peculiar, no era un trabajo tan perfecto como el que conocí en la Italia del renacimiento Florentino, pero tenia alma, tenia una fuerza descomunal que ni el mejor de los críticos de arte icnográficos del mundo podría explicar, del lado inferior izquierdo una firma: “Lovera”. Esta pieza mostraba el retrato de un hombre, nada fuera de lo común, pero el fuego estaba en sus ojos, eran como dos pequeñas constelaciones que mostraban algo intrínseco y denso. El maestro regreso y me hizo entender que yo no estaba preparado para el trabajo, pues carecía de credenciales en la participación de ese oficio, pero me dijo que vio en mis ojos algo que le inspiro confianza y por tal motivo podría permanecer en su taller el tiempo que fuera necesario, desde ese momento el maestro J. Lovera y yo nos hicimos grandes amigos.


Llego el 5 de julio, el maestro y yo, nos habíamos quedado despiertos en el taller, le contaba de ti, le hablaba de mi sueño, de como he vivido buscándote, de pronto un joven tocó la puerta con gran alboroto, y le dijo al maestro que se preparará para el gran evento, yo desconocía lo que pasaba, me pidió que lavara mi cara y que tomara un traje que había preparado para mi, me puse un chal color ébano, una chupa del mismo color y zapatillas con hebillas plateadas, estaba totalmente a la moda (pero como nunca he sido amante de los festines, siempre que me a tocado tapar mi desnudez con ese tipo de ropa, a sido con prendas ajenas)...antes de salir me pidió que por favor tomará un estoque que colgaba detrás de la enorme puerta, lo envainara y lo llevara en mi cintura..me dijo que ese día yo fungiría como su escolta, primero por que él tendría una participación especial en el evento al cual no dirigíamos, y segundo por que sabia que ese era el instrumento perfecto para mi.






Salimos de la casa..tomamos un coche y nos dirigimos hacía el convento de Santa Rosa de lima, ubicado en frente de la plaza Mayor, había mucha algarabía, centenares de carruajes, hombres de ropas distinguidas y bastones de mando cercaban el lugar y las 3 cuadras aledañas...El maestro preparaba sus herramientas de trabajo...pasamos a una pequeña sala, totalmente llena, un hombre llamó mi atención, yo lo conocía, era el conde de le Mirande, aquí le llamaban Francisco de Miranda, me escondí entre la multitud para que no me reconociera...salí por un momento y recordé aquella noche en Suiza, yo trabajaba como guardia de la entrada de la Sajonia y entable amistad con su sirviente André, un hombre oscuro, de muy buenos modales, culto como ningún esclavo conocido por mi...André y yo conversamos mucho sobre nuestros sueños, el anhelaba la felicidad de su amo y un mundo mejor, yo te soñaba a ti, y coincidía con él en todo lo demás. Al terminar de hablar, el conde le Mirande se acerco a nosotros, le pidió a su sirviente que ensillara su caballo...André se despidió de mi con un fraternal apretón de manos, el conde me miró misericordiosamente y no hizo contacto conmigo, era un hombre sensible, pero por nada del mundo olvidaría su status ni sus títulos... Así fue como conocí a ese hombre, su voz se escuchaba hasta en las puertas de la catedral, hablaba sobre ideas, libertad, igualdad, unión y centralización...algunos comentaban la creación de una república independiente...y que él seria quien la comandaría...ese día fue titulado como Generalísimo de las tropas de mar y tierra de la Primera República de Venezuela..que gran cargo ¿no?...pero otro grupo de hombres hablaban en las afueras de la sala..no confiaban en él, decían que era un hombre despegado de la patria que no podría sentir los llamados de la nación y mucho menos vencer los difíciles avatares de la guerra...Escuche con atención, pero la perversión era evidente, es aquel fuego que esta dentro de cada uno de nosotros, envidia, frustración e infamia...así se formaba el primer intento de independencia de los venezolanos...Rápidamente busque con mi vista al maestro quien con pincel en mano quitaba la virginidad al lienzo, le hacia el amor, lo poseía, obtenía de él millones de orgasmos, que se perdían en pinceladas de mil colores...creaba con pasión y plasmaba el momento, para unos era solo un cronista de la imagen, para mi era un amante que entre figuras, colores, movimientos y pasión detenía el tiempo.






La concentración termino...todo el mundo salía y se distanciaba del lugar, el maestro se molesto un poco, ya que al no verme no pudo plasmarme dentro de su obra, yo también me replique (no niego que sería muy acogedor volver tiempo después y poder observarme dentro de un legado histórico) pero sabia que mi presencia en estos lugares no podía ser registrada, he nacido para estar y después perderme en el tiempo... como deseo que al tenerte las cosas cambien...Llegamos al taller, algo me decía que era el momento de partir, el olor de la guerra estaba en la atmosfera, el maestro estaba cansado y decidió irse a dormir...una fuerza extraña despertaba mi ansiedad, deseo...la guerra de nuevo...salí de la casa por aire fresco..camine unos cuantos metros cuando observe que unos hombres montados en bestias llamaban a unirse a la nueva tropa republicana...no lo pensé dos veces, cambie el hermoso traje por mis ropas, deje una carta al maestro dándole las gracias...y explicándole que debía llevarme el estoque, era necesario para mi empresa...peregrine hasta una casona ubicada a unos 2 kilómetros a pie, le pertenecía a un hombre muy importante...un Marqués de apellido del Toro, todos los hombres que me acompañaban hablaban de los antepasados de aquel personaje, muchos de ellos lo llamaban amo..según un negro de nombre Casimiro..el marques era nieto de Don Pedro Mijares de Solórzano, Alférez Real destacado en Flandes y Nápoles, Sargento Mayor de la ciudad de Caracas y Comandante de las fragatas armadas de guerra de la Provincia de Venezuela. Eran de Cantabria (lo Digo por ese apellido)...pero debo reconocer que no me sorprendió...además yo no necesitaba lideres opulentos, ni Generales ostentosos, solo precisaba 3 cosas elementales...mi espada, el enemigo con quien debería luchar y tu recuerdo...así fue como salí de expedición a los valles de Aragua en la primera república venezolana...




San Petersburgo 1904
La cálida atmosfera del vagón ha desaparecido, el frío asola las inmediaciones de toda la ciudad, hay algarabía por todos lados, hombres uniformados corren de un lado a otro. La guerra esta por llegar, ¡lo sé!. El hombre que me acompaña está levemente nervioso y me lleva por estrechas calles, las cuales nos conducen a los suburbios; allí nos espera un hombre de cabello negro y bigotes, usa anteojos y camina con prisa. le hacen llamar León. Los días pasan y nos hemos enterado que el Zar Nicolás II, descendiente de la familia Romanoff ha declarado la guerra al imperio del sol naciente..¿sus intenciones?- Apoderarse de Corea y así obtener más poder marítimo. (No puedo culparle, pues el hombre siempre ha sentido deseos de tener más y más, sólo que no imagina el costo que eso contrae). He seguido el caso a través de la prensa; las naves Rusas se enfrentan colosalmente a la nueva tecnología japonesa en el puerto de Arturo, las tropas de infantería se citan educadamente en las colinas de Manchuria .Así está el contexto político de la Rusia imperial..y yo aún perdido entre mis vagos sueños..sentado en la ciudad fundada por Pedro I “El Grande”; aquella que le fue arrebatada a los suecos comandados por el adolescente rey Carlos XII..en aquellos años de 1702... estoy en esa misma ciudad, pensando en ti..extrañando lo que aún no conocía, pero que poco a poco descubría en el transito del tiempo.

Las cosas no andaban bien..los meses darían sentencia a las pretensiones del gran Zar (César). Sus tropas fueron derrotadas y los japoneses obtuvieron el trofeo, las noticias vuelan y nos hemos enterado de que un acorazado de guerra a propuesto el primer grito revolucionario en contra de la monarquía del Kremlin. Lleva el nombre de príncipe Potemkim de Táurida; estos valerosos hombres sufren las penurias de las mezquinas políticas gubernamentales de la familia real. Así recibimos la señal de que pronto tendríamos que actuar.

Mi amigo decidió marcharse de nuevo mientras yo hacía trabajos de inteligencia. Me presente ante la guardia del ejercito blanco, pero por mi falta de linaje, fui rechazado; por tal motivo viaje al sur y me encontré con la raza de los cosacos, quienes eran reconocidos por su destreza militar y sus ansias de libertad. Me probaron, en fuerte entrenamiento: cabalgatas con arco en la cintura y después ingestas de licor..así gane su confianza y fui aceptado. Tiempo después mi unidad de caballería se asigno para escoltar las inmediaciones del palacio real..era la oportunidad de estar informado de todo. Mis compañeros conversaban de libertad y de cómo sus ancestros habían sido dominados por los ejércitos de los despiadados Zares, sabia que sólo esperaban la señal de la revolución, ellos querían desestabilizar las fuerzas del invasor y así ayudar a estabilizar las nuevas ideas del hombre que creía en el débil, en el olvidado.
El grito de guerra estaba contenido, aguardando la señal de la trompeta de fuego, sonido que nos haría encontrarnos en el campo de batalla, lugar que ya conocía desde hace mucho...mi comunicación era difícil, León estaba en San Petersburgo y yo perdido en Moscú. las cosas no iban bien, pero los barrios obreros preparaban un golpe...e guerrero cosaco conocía su deber. Pero yo, sigo preguntándome ¿cuánto tiempo debo seguir aquí? ¿cuándo demonios vendrás a rescatarme? – Sácame de aquí..ven y entrega todo eso que escondes, la guerra me entretiene, pero algo me falta.











La primera división de metralleros se presento en la caballerizas, ellos querían derrotar con sus nuevas armas a la familia Romanoff, pidieron ayuda a los cosacos, quienes aceptamos con el mayor de los gustos, a las 3 de la madrugada sería el asalto, mi amigo no regresaba del centro de Europa, me preocupaba que su liderazgo no me acompañara en esta misión, era tan necesario como tú, como esa sonrisa que imagino igual que el canto de mil ángeles cristianos, pero se que debo luchar con lo que tengo en la manos. Hace mucho tiempo tuve un espada hecha con el fuego de los dioses, después el arco y el arcabuz, ahora contaba con el valor de tu hermoso rostro y con la espada de un viejo cosaco, que al morir cedió al nuevo integrante de su comuna.


Las cosas no han salido bien, mi amigo no ha venido a presentarse, León ha permanecido en el exilio, los cosacos fuimos derrotados en la colinas de Odessa y los metralleros hechos prisioneros por la guardia real. Nos conducen a la prisión, ¡Hemos sido derrotados!, pero algo me dice que las cosas podrán cambiar. Mi amigo Vladimir (El guerreo más fuerte de las sabanas de Ucrania) me ha preguntado el por qué de mi presencia aquí...sólo pude responder que hacía esto por un sueño, por una utopía que me daba vida...por la ilusión de tus labios...por la verdad que esconde tu corazón...pero debía luchar para que los cielos bajarán tu ser sobre este cansado cuerpo....!Amigo Lenin! ¿cuándo vendrás a salvar a tu pueblo? ¿Cuándo regresarás para que mi sueño se convierta en materia?

miércoles, 20 de agosto de 2008

Cronica de un Caminante del tiempo (Segunda Parte)

Corría el año de 1840, no se como llegue a Inglaterra, quizá aborde el tren y sin tener rumbo fijo bajé aquí. Todo era muy extraño, continuaba pensado en ese algo que me daba fuerza para continuar pero no podía enfocar que demonios era. En fin, continúe con mi apresurado paso, de repente me encontré en medio de un barrio obrero en las afueras de Londres, estaba muy convulso: el ambiente hablaba tácitamente de odio y molestia, lo que podía ver a mi alrededor me mostraba olvido y desesperanza, como aquellos escenarios de la guerra Napoleónica de principios del siglo XIX...Pero lo interesante del asunto es que Inglaterra no era invadida por la guerra desde que los Escoceses al mando de Wallas probaron su gallardía en las primeras décadas del siglo XII..Aquí no había caballeros revestidos de armaduras, ni divisiones de infantería, ni arcabuceros envueltos en humo de pólvora..aquí había una guerra invisible...aquellos hombres no recibían los ataques de arqueros ni metralleros...sus únicos enemigos, eran los burócratas, los liberales que en nombre de la ilustración llegaron al poder...no habían catapultas que destruyeran los débiles armazones de sus casas...sólo había hambre, desigualdad y pobreza...Así fue como llegue a la Inglaterra de la Revolución industrial.


Pasado unos día decidí buscar empleo, pero todo lo que sabía hacer era oficio de guerra...Es lo único que manejo a la perfección. ¿Será que te busque en la guerra?- En fin, un hombre de estatura baja y de voz muy gruesa, solicitaba personas para trabajar en una fabrica y así probar una nueva maquina de vapor..me acerque a él y me dio el trabajo...era muy extenuante, se trabajaba casi 20 horas, no había descanso y en el largo camino pude ver morir hombres y niños, los cuales caían cansados y hambrientos...la situación me molestaba, a veces pensaba que el famoso progreso no trajo nada nuevo a este mundo...cuando vi a los gladiadores luchar y morir en las arenas del Coliseo note cierta similitud, pues ellos igual que estos, morían por necesidad, morían por algo que los obligaba a desaparecer...Después de eso decidí irme a Francia y buscar un poco más de color...la Britania civilizada y positivista enfermo mi estomago y mi alma.



Una tarde de abril, mientras caminaba a una pequeña habitación donde podía descansar, encontré a un hombre sentado...su rostro me llamo mucho la atención, era robusto, de barba gris hasta el plexo, su voz era muy suave...me senté cerca de él y compre un té por 4 centavos, que era la mitad de mi sueldo diario...Hablaba de un mundo nuevo, comentaba en compañía de otro hombre de vestimentas distinguidas sobre la necesidad de un progreso pero de respeto e igualdad, una frase toco mi atención: “El obrero esta más necesitado de respeto que de pan”, después de escuchar eso me tome la libertad de presentarme y de comentarle lo que estaban viviendo las personas que laboraban en las fabricas, el los llamo: “Proletarios” y desde ese momento yo también lo hice...poco a poco nos hicimos amigos, era un hombre muy brillante...podía viajar de la razón a la abstracción, una especie de universo sublime que yo podía alcanzar en muy contadas oportunidades...viajamos entre la estructura y las super estructura...allí entraste tú, te hiciste un poco más visible que antes, estabas entre las artes, la filosofía, el humanismo, las creencias, la magia y la alquimia.



Ya era el año de 1842...una noche mientras hablaba con él y su amigo, quien financiaba todos sus proyectos, me dijo que era el momento de cambiar el mundo...(dentro de mi reí...y pensé que como él estaba invadido el mundo, hombres grandiosos pero que mientras no empuñaran la espada o posarán su dedo en el gatillo, les seria imposible tan ostentosa empresa)...Pero el hablar con él, recordaba cuando en mis años en Atenas me dejaba embriagar por el griego de Platón y en mis viajes por Mileto podía escuchar los principios de la creación occidental en las palabras de Tales o cuando pude asistir a una conferencia del gran Espinoza en los años de la alta edad media...todos esos recuerdos combinados con las certeras frases de este hombre me llevaban a ti... a seguir perdiéndome en tu desconocida piel...en tu fragancia que me recubría en las noches de angustia...en esa figura invisible que jugaba con la luna mientras yo recobraba el aliento en una suave brisa de verano.

El tiempo fue pasando, como siempre...pero las cosas no cambiaban... este estilo de vida me aburría, debía regresar a la única manera de cambiar el mundo...el llevar el fusil y la palabra en un letal combinación...los intelectuales tienen luchas muy personalistas e individuales, la verdadera guerra nace de las palabras pero se materializa con la sangre, el dolor y la muerte....


Mi amigo murió una tarde de otoño...pero sus palabras estaba vivas en mi, sólo esperaba el momento adecuado para poder llevar todo esto a la realidad del hombre bárbaro, del antropófago de enemigos....Fue así como llego a mi un joven exiliado...tenia fuego en los ojos y la fuerza de mil centauros en su voz, después de conocerlo, decidí ayudarlo en la primera empresa que podría cambiar el mundo, nacidas de la gran mente de mi amigo Carlos Marx...aborde el tren camino a Checoslovaquia, el destino era San Petersburgo ...esa noche sólo pude recordarme que la única razón de todas mis largas aventuras era hacer un mundo mejor para ti...un mundo que podamos compartir juntos..un universo en donde el tiempo desapareciera para que nuestros cuerpos desnudos se acoplarán en encuentro eterno....Pero las cosas no son fáciles, sabia que aún había mucho por recorrer para poder estar a tu lado...corría el año de 1901...el siglo XX estaba aquí..pero tu seguías perdida en el tiempo, viajando entre las plumas del Pegaso de Heracles, entre el fuego del dragón dorado, entre los cantos de las Oceánicas, entre las molestias sublimes de la diosa Hera..entre el fuego eterno del Fénix...contoneando tu figura invisible en la barca de Caronte y durmiendo apaciblemente en el templo de Apolo...estoy seguro que pronto bajaras de aquel mundo fantástico y te harás realidad...lo siento...no hay duda de eso....

miércoles, 13 de agosto de 2008

Cronicas de un caminante




He mirado atrás, he visto cada uno de mis pasos; andados entre miles de batallas y consumidos por el nocturno poder del Dios Hades.
He comido en la mesa del gran Odín, dentro de su maravillosa casa del Valhala, he consumido las grandes aventuras plasmadas en los cantos de las odas mayores y he jugado con Thor y las Valquirias en la entrada del cielo Nórdico.




He luchado al lado de los heraldos negros, grandes guerreros de la Atenas gloriosa, y bebí del más delicioso vid guardado en las alforjas de los soldados Espartanos, observe como Héctor limpio su espada con el blando cuello del virgen Pratroclo..y cómo el enorme Ajax golpeaba las murallas de Ilios con el martillo entregado por su padre en las tierras de Siracusa.




Conocí la falange Hipoclita del maravilloso Alejandro de Macedonia, quien con su poder arrastró al poderoso Darío II a tierras más allá del río navegado por los antiguos hijos de Isis. Me deje llevar por los cantos de los Rapsodas Helénicos que emigraban a la triunfante Roma, después de ser vencidos por su mezquina individualidad. Participe en las guerras Púnicas, donde vi al General Aníbal de Cartago, pedir a los dioses de la tierra por la protección del reino, que su padre Amílcar y su cuñado Asdrúbal habían cuidado con recelo. Tiempo después mientras caminaba sin rumbo por las tierras altas de la Emérita Augusta (La Mérida Española de tiempos Romanos) me entere por boca de un viejo y maltrecho legionario que el gran León Cartaginés, se había quitado la vida cincuenta años después de ver caer su reino.






Tiempo después estuve al servicio de una legión, quien lucho en contra de los Celtas de las montañas de Britania, pero quede fascinado cuando una noche, estando frente a una hoguera, un guerrero galo me conto sobre el poder del Dios Lugus, quien había creado el fuego y enseño a los hombres en la edad de hierro el arte de empuñar la espada. Escape y pinte mi cuerpo del azul místico y luche en contra de los blindados romanos...Tiempo después vi como un General romano sediento de sangre se hacia victorioso en la ciudad de York, luego de tomar la Roma de los Césares instalo su poderío en la frontera de los dos mundos..allí se hizo llamar Constantino.
Luego tuve que marchar a tierras centrales, camine con los Cruzados y pude servir a los temerarios Templarios, abandone la búsqueda del Grial cuando un príncipe mameluco, me explico sobre su dios..quien había llegado para unificar a todos los hombres desde la Meca, hasta la Turquía invadida por el guerrero de pocas ropas. Entonces decidí escapar y volver a vagar por el mundo...sin entender a donde me dirigía, contando con la fuerza de mis pasos. Entre murmullos de un artesano del Peloponeso, pude enterarme que los mamelucos, comandados por un hombre de nombre Saladino había recuperado las ciudades sagradas de Anatolía y Jerusalén, obligando al guerrero y al caudillo franco a regresar a sus lugares primigenios. Luego los Turcos Otomanos derrumbaron el poderío Bizantino...tomando con sus grandes piezas de artillería, lo que alguna vez les perteneció...Estuve allí, escuche de boca de un soldado como Justiniano cortaba las cabezas de sus enemigos, con su espada de 8 metros de largo, y de hoja fundida por los rayos del cielo y limpiada por ángeles guerreros.

Tuve que escapar, cuando vi de que manera los hombres que pregonaban la religión del Islam cometían los mismos crímenes que aquellos que basaban su salvación en los cielos cristianos. Camine y fui recibido por un Capitán de milicias, quien me dio empleo como guardián de las puertas de Florencia, allí conocí Cosimo y a su nieto Lorenzo “El magnifico”...quienes había logrado obtener el ducado para la familia Médicis, en tiempos de las últimas cruzadas...
Una noche mientras observaba la luna caer en las atalayas de la ciudad, me sentí cansado y pregunte a todos los dioses..¿Cuál era mi misión? ¿Qué tanto buscaba para sentirme completo?...Tuve que caminar mas de 10 siglos para saberlo...Tuve que tripular las naves que surcaron el atlántico...tuve que abandonar el bando del hombre blanco, y participar en la guerra de guerrillas de los aborígenes del paraíso, después llamado “El nuevo Mundo”...tuve que acompañar al General Miranda durante su pregonar por los imperios de la antigua Europa Medieval...tuve que observar como corría la sangre de los malévolos reyes de la Francia Imperial...tuve que caminar descalzo escapando de las tropas Napoleónicas y celebrar con el orgulloso y ególatra Wellintong, quien con una copa de vino se jugo de nuevo; como los hombres poderosos, el destino del mundo...tuve que partir de nuevo a las Américas y ver como el pueblo manipulado por las creencias de la fe se mataba por el poder de los cultivos de las tierras...tuve que observar como la real caballería polaca era devastada por los nuevos caballos blindados del imperio Alemán...tuve que unirme al proletario, quien con oz y martillo derroto a los pusilánimes Zares; esos que había ganado la gloria uniéndose con los últimos descendientes del imperio de Bizancio...tuve que caminar por los cercos alambrados de las trincheras soviéticas, que luchaban en contra del gran orador Austriaco, que poco a poco se jugaba en un mapa a escala el destino del continente Europeo....tuve que vivir todo eso para poder descubrirte, para saber que no puedo guardar más silencio..no puedo dejar que este pequeño miedo opaque todo lo que he hecho para llegar a ti...